La confluencia de un entorno internacional turbulento y circunstancias difíciles en los países de América Latina (presiones sociales, limitaciones económicas, incertidumbre política, cambios cultura les y ecosistemas vulnerables) configura una situación crítica para la región en los años que restan para fines de siglo. Sin embargo, estos problemas pueden generar también un conjunto de oportunidades. En medio de crecientes dificultades, América Latina constituye un vasto " laboratorio social" en donde se están generando respuestas inusitadas en todos los ámbitos, desde el surgimiento de organizaciones populares de base hasta el establecimiento de empresas de alta tecnología, y desde la aparición de movimientos lugareños de autogobierno hasta la adopción de posiciones de liderazgo en política internacional. Estos desafíos hacen que algunos anal istas vean con pesimismo las perspectivas de América Latina. Por ejemplo, Wiarda arguye que "es difícil para cualquier observador objetivo y realista ser optimista acerca del futuro de América Latina" . Lo mejor que anticipa es "un período de tanteos, tropezones y experimentación, absorción y acomodo mientras mantiene sus instituciones tradicionales" . 1 Sin embargo, como se hace cada vez más claro, es poco probable que el nuevo ambiente internacional y la crítica situación social de la región permitan continuar con su modo tradicional de encarar las dificultades. Las reacciones positivas que empiezan a vislumbrarse hacen que el pesimismo sobre el futuro de la región no se justifique del todo. Anticipar lo que podría suceder en América Latina durante los próximos tres lustros es una tarea difícil y aventurada. Sin embargo, es posible identificar cuatro conjuntos de problemas comunes que plantean desafíos y exigen respuestas, a los que se une el cambio que la región está experimentando en su forma de incorporación en la economía mundial.
En primer lugar, hay en América Latina un proceso acelerado y masivo de cambio social , que no podrá contenerse mediante estrategias convencionales de cooptación y de represión . En segundo término, América Latina se enfrenta a una creciente heterogeneidad, diversificación y segmentación en el ámbito de la producción de bienes y servicios, lo que exige la formulación y puesta en práctica de una variedad de políticas, estrategias y respuestas articu ladas entre sí. En tercer lugar, América Latina padece una estrechez económica generalizada y una escasez de recursos financieros que requieren una nueva concepción del manejo económico y financiero en los países de la región . Por último América Latina se enfrenta a un proceso de obsolescencia acelerada de su capacidad cientffica y tecnológica que limita séveramente su posibilidad de responder tanto a los desafíos del nuevo contexto internacional como al conjunto de exigencias internas que aumentan continuamente. Por otro lado, es posible plantear la hipótesis de que en un entorno internacional cambiante y turbulento, América Latina atraviesa por un período de flexibilización de sus vinculaciones con la economía mundial, lo que permitiría buscar una nueva forma de inserción en la división internacional del trabajo más favorable para la región .